Pausar No Es Fracasar: El Viaje de una Madre Ambiciosa
- Andreina Urbina

- Apr 17
- 3 min read
Updated: Apr 24

Ser madre ambiciosa y, al mismo tiempo, perseguir tus sueños es un viaje tan desafiante como gratificante. Como una capitana surcando los mares, cada mujer que busca equilibrar maternidad y propósito enfrenta tormentas, decisiones difíciles y vientos inesperados. Pero su corazón está anclado en la tierra prometida de sus aspiraciones. El rumbo está claro, y el destino es suyo por derecho.
Sin embargo, llega el momento en que la marea cambia. Tus hijos están de vacaciones, te necesitan más. La rutina se transforma, el tiempo para tus proyectos disminuye y, de pronto, sientes que detenerte es sinónimo de fracasar. ¿Pero lo es?

El Dolor de Detenerse: ¿Es un Retroceso?
“Pensar que pausar es fracasar es una de las creencias más dañinas para una madre ambiciosa.”
Lo que parece solo un “retraso” puede convertirse en frustración. Ves a otros avanzar mientras tú te debates entre seguir trabajando o sumergirte en el presente con tus hijos. El ego te susurra que estás quedándote atrás. Y ahí surge una de las creencias más dañinas para una madre ambiciosa: pensar que pausar es fracasar.
Recuerdo la primera vez que enfrenté este dilema. Mis hijos entraban en vacaciones y en mi agenda solo había espacio para continuar con mi emprendimiento . Mis días, antes organizados entre creación de contenido y edición, ahora estaban llenos de juegos, berrinches y meriendas improvisadas. Pero, en mi mente, todo lo que veía era la lista de tareas pendientes creciendo. Sentía que mi pausa significaba renunciar a mis metas.
Desafiando una Creencia Errónea

Con el tiempo, entendí algo poderoso: el verdadero fracaso no es detenerse, sino olvidar por qué empezaste el viaje.
Si me aferraba al miedo de quedarme atrás, terminaba ausente en los momentos más valiosos con mis hijos. Y en ese intento de no “perder el ritmo”, me perdía a mí misma. ¿De qué servía lograr mis sueños si no podía disfrutarlos con quienes más amo?
Como un marinero que pausa su viaje no para rendirse, sino para reparar su barco y fortalecer su espíritu, aprendí a ver esas pausas como una oportunidad. No estaba abandonando mis sueños, los estaba nutriendo desde su raíz.
El Poder de la Pausa: Enraizarse para Crecer
Vivimos en una cultura que glorifica la productividad constante. Se nos dice que si no avanzamos, nos quedamos atrás. Pero las pausas no son el enemigo del progreso, sino su combustible.
Hoy, cuando mis hijos tienen vacaciones, en lugar de resistirme, me permito sumergirme en su mundo. Nos despertamos sin prisas, inventamos historias antes de dormir, vamos a la biblioteca y exploramos juntos. Y en esa conexión, mi energía se renueva, mis ideas fluyen y mi propósito se fortalece.

Lo que antes veía como un obstáculo, ahora lo entiendo como parte del viaje. Porque cuando regresas a tu camino después de una pausa llena de amor y conexión, avanzas con más fuerza, claridad y motivación.
La Conquista No Está Solo en el Destino, Sino en el Viaje
Una madre ambiciosa no se deja arrastrar por la marea de la productividad. Ella sabe que puede pausar sin perderse. Que el verdadero éxito no está en la prisa, sino en llegar plena, enraizada y con el corazón lleno.
Así que si hoy sientes que detenerte es fallar, quiero recordarte algo: cada pausa bien aprovechada es una semilla para tu crecimiento:
No corras detrás de la productividad, sino hacia tu plenitud.
Puedes pausar sin perderte.
Cada momento presente también te pertenece.
Tu Pausa No es un Fracaso, es un Acto de Amor
No permitas que el sentimiento de fracaso o estancamiento te robe la belleza de tu viaje. Si hoy tu pausa es necesaria, abrázala. Observa cómo fortalece tus raíces, cómo te da la claridad y la energía para seguir. Porque cuando retomes tu rumbo, lo harás con más fuerza y propósito que nunca.

¿Cómo puedes hacer de tu pausa un momento de crecimiento?
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